Hola de nuevo, después de décadas, aquí esta lo ultimo que escribí, digamos la calma antes de la tormenta.
ADVERTRENCIA: R18, osease, Lemon en este capitulo.
Capitulo 16 Bittersweet
En el momento en que me puse de pie y dije esas
palabras me sentí como una persona diferente. Dicen que las heridas, los
tiempos difíciles seguidos de la redención y el perdón son los que le dan la
madurez y el crecimiento a una persona, pero ¿acaso el amor no puede hacerlo
también?
Desde que caí poco a poco por Seto Kaiba sentí la
realidad de los sentimientos. Antes apenas y lograba comprender algo sobre el
amor, el choque emocional que tuve al enterarme de los deseos de Mokuba fue una
clara demostración de mi torpeza e inmadurez, ¿Por qué, si no, pensé que podía
encontrar alguna solución a su amor? fui un tonto, pero aun así me alegro, porque
mi estupidez me llevo a ser el hombre que soy ahora, parado frente a mi rival y
amigo, declarando claramente mis intenciones, se que el dolor es inevitable,
pero estoy dispuesto a enfrentar lo que venga, cargaré con la responsabilidad
de todos mis actos, y odio ser yo quien este lastimando a mi amigo, pero ahora
sé, que los sentimientos que Mokuba tiene están lejos de ser correspondidos, lo
escuché de Kaiba, pero eso no significa que no sean valorados, sin embargo,
quiero ser yo quien tenga esta batalla, no Seto, prefiero que él no sea quien
tenga que dañar a Mokuba, prefiero ser yo, porque sé que Mokuba puede odiarme y
renegar de mi, puede vivir con el hecho de que yo le lastime, pero si se trata
de su hermano, el sentiría que perdió todo, una sola herida hecha por Seto,
podría ser fatal para el corazón de Mokuba. Me hubiera gustado decírselo yo, me
hubiera gustado que no se hubiese enterado de esa manera, pero las cosas se
dieron de esa forma por una razón…
No planeé nada de lo que dije, fue mi corazón
hablando, y por eso comprendo a Mokuba cuando me dijo que no esperara su
comprensión y aprobación así de fácil, es su amor por Seto hablando, pero el
mío también le dijo la verdad, quizá ambos estamos mal, no puedo saberlo porque
no tengo más experiencia que esta, esto por lo que pasamos ambos es nuestra
primera vez, pero a diferencia de Mokuba, yo tuve la fortuna de ser aceptado y
amado de vuelta.
Tomé asiento de nuevo dejando de ver el camino donde
antes Mokuba había corrido. No sabía cómo explicaría esto a Seto, pero solo
siento la necesidad de verlo y que me abrace. Y es así como el amor funciona,
cada vez que una emoción empieza dominarte, sientes la imperiosa necesidad de
refugiarte en esa persona, porque sabes que no importa qué, con él a tu lado estarás
bien, que por más terrible que pueda ser, si estas a su lado no puede ser tan
malo. Y esa así que me siento una basura de nuevo, porque Mokuba no puede
refugiarse tan fácilmente en ese amor. Yo no sé qué haría ahora sin él, si no
pudiera correr a sus brazos. Es por eso que mi deseo es que el encuentre algo
como esto, alguien que lo ame a pesar de todo.
Sin haber tocado mi bebida, me fui dejando el dinero
sobre la mesa y corrí a su encuentro. Quizá debía haber pensado mejor y tomado
algún transporte, pues la Kaiba Corp no estaba tan cerca, sin embargo, correr
me dio un sentimiento de alivio, o quizás era el haber dicho la verdad al fin,
no lo sé, pero a pesar de lo mal que aun estaban las cosas no pude evitar que
se colara un poco de dicha, aunque no se podía llamar totalmente así, era más
como un sentimiento agridulce, era bittersweet.
Llegue al edificio jadeante y me tomo unos minutos recuperarme antes de
poder hablar con la recepcionista.
-¿puedo ayudarle en algo?-me dijo la mujer cuando notó
que me acerqué a su encuentro.
-disculpe, ¿en que piso esta la oficina de Seto?- ella
quedó un poco descolocada. Mierda, le
llame por su primer nombre, quizá por eso ella se sorprendió, solo espero que
no se sujete a malinterpretaciones. Aunque ciertamente no estarían en error si
lo pensaran pero se supone que es un secreto así que si estaría mal aunque
ahora que Mokuba lo sabe creo que me importa un pepino si se sabe o no, pero
pues no se que opine Kaiba al respecto, rayos estoy divagando de nuevo…
-¿señor?-ella llamó mi atención- ¿tiene alguna cita
previa…?- maldición, es verdad, como demonios va a dejar pasar a un estudiante
así de fácil a una oficina, en que estaba pensando. A veces se me olvida que
Kaiba no es tan mortal como yo pienso.
-ah… no, pero- bingo! Es mejor llamarle directamente
al celular- espere…- tome mi móvil y le marque, justo al segundo timbrazo
escuché que contestó.
-Joey?- respondió con esa voz tan única del él, a
veces no lo nota, pero se le escapa un poco de ansiedad cuando responde mis
llamadas, totalmente diferente de cuando él es quien marca donde responde
totalmente seguro de sí mismo. No pude evitar sonreír ante este hecho.
-estoy abajo, olvide por completo que no es como en tu
casa donde puedo entrar fácilmente-dije torpemente, pues al ser amigo de Mokuba,
los empleados me conocían y llegaba cuando yo quería, sin embargo la
corporación era un sitió al que rara vez había ido, supongo que por eso la
secretaria me miraba aun como un bicho raro, para ellos el jefe era como todo
un hombre y supongo que asociarlo con un
estudiante de preparatoria tan normal como yo para ellos era algo muy bizarro,
¿me pregunto qué cara pondrían si supieran que salimos como pareja?
-¿aquí en la corporación?- dijo algo asombrado. Le
respondí afirmativamente-¿paso algo?- dijo preocupado como siempre.
-bueno…-no es que haya pasado nada grave, como un
accidente, pero tampoco es como si Mokuba ya estado feliz de oír que estamos
saliendo.
-entiendo… hablemos aquí arriba, solo pásame con la
recepcionista-dijo y yo obedientemente le ofrecí el teléfono a la mujer que aun
estaba algo descolocada.
-conteste por favor-dije notándola dudosa. Después de
un par de cinco “si señor” ella me llevó
a una habitación detrás de recepción dentro de un elevador privado que según
ella me llevaba directo a la oficina de Kaiba y se fue haciendo reverencias
algo asustada. Me hizo reír su comportamiento, pues siempre había visto que
Seto era temido y respetado por sus empleados, pero cuando comparaba todo esto
con el dulce pingüino que yo conocía me causaba mucha gracia, quisiera ver qué
cara pondrían después de verlo dormir, o arrugar tiernamente la nariz cuando no
le parece algo. Oh Ra, seguro que en este momento tenía esa estúpida mirada de
enamorado… pero es que tratándose de Seto, no me controlo… al abrirse las
puertas me recibió la figura de mi querido novio con un semblante algo preocupado, pero desgraciadamente lo que más llamó mi atención
fue que su uniforme había sido reemplazado por su traje blanco que comúnmente
usaba para trabajar. ¿Acaso siempre había lucido así de sexy con ese traje?
Maldecía mis hormonas de adolescente que me traicionaban en un momento tan
inapropiado.
-¿Joey estas bien?-dijo al ver que me quedé
paralizado. Lo sentí, enrojecí inmediatamente, así que me lance mejor a
abrazarlo para evitármela pena de ser cachado en mi último pensamiento. Sabía
que solo lo preocupaba más, pero esto de ser extremadamente atraído por él era
algo nuevo para mí. Era como esa vez que lo besé, no podía sacármelo de la cabeza,
al igual que ahora que tuve relaciones,
tampoco podía dejar de desearlo otra vez. Eso era tan embarazoso. Sentí como
tomaba mi rostro con sus manos, levantándolo para verme directamente, estaré
perdido, esos ojos azules me derretirán en un segundo- Joey…- se quedó
asombrado, supongo que debía tener una rostro muy vergonzoso en este momento,
con mi cara toda roja. No pasó ni tres segundos de eso cuando sentí que me
besaba salvajemente. Oh… el paraíso. Deje que su lengua fuera todo el camino
hasta saciarse, y en el proceso la saboreé con imperiosa necesidad, tome sus
labios con mis dientes en desesperación por atraerlo más hacia mí, además de
haberme pegado como garrapata a su cuerpo una vez que fui besado, quien sabe cuán
lejos hubiéramos llegado si no fuera porque las puertas de elevador nos
golpearon queriendo cerrarse al habernos quedado a medio camino.
-auch-expresé por el golpe. Me quite de en medio y las
pertas de cerraron ahora totalmente. Demonios… quería estar en otro lugar en este momento… con una cama quizá…
¡estúpido Joey deja de pensar eso! Primero lo primero, Mokuba- siento haberte
preocupado… -le dije primero al fin viéndolo a la cara. Sin embargo esa tensión
no se iba… demonios… esta era la llamada “tensión sexual”.
-¿dime que sucedió?-dijo llevándome de la mano hacia
su escritorio, se sentó en la silla conmigo sobre sus piernas.
-Mokuba no lo tomó muy bien-le dije, lo cual le tomó
por sorpresa- el nos vio ayer besándonos fuera de mi casa, lo sabía antes de
que le dijera- el asintió comprendiendo que su hermanito por ahora se sentía
traicionado y era normal estar molesto por eso, aunque me gustaría explicarle
que esa no es la única razón…
-ya veo… hablaré con él- en este punto no sabía si eso
era una buena idea o no, pero, debería confiar en que las cosas macharían para
bien en el futuro. Suspiré y asentí.- lo siento- ¿por qué se disculpa? Y además
porque esta sonrojado, eso no hace más que revivir mis estúpidos deseos de
querer comérmelo a besos, debió haber visto la duda en mi interior porque
siguió hablando- por haberte atacado así cuando llegaste…-oh… se refiere al beso- estabas tan lindo que no me resistí-
como es que decir lo siento le causa un rubor y con las cursilerías puede afilar la mirada de ese modo tan sexy… estúpido Kaiba, ahora yo
estoy ruborizado.
-pues no es que no lo haya querido…-me regaló otra
sonrisa coqueta y sus intenciones de besarme fueron tan claras para mí como el
agua que estaba colocada en un vaso sobre su escritorio. Revoloteantes
mariposas jugaban por todo el interior de mi estomago y un hormigueo intenso
llego a la zona de mis caderas al tomar más conciencia de que estaba sentado en
el regazo de Seto. A veces me pregunto si lo que tengo no es solo una insana
obsesión hacia ser tocado por este hombre, pero cuando tanta dicha es
golpeteada desde mi pecho con solo el sentir de sus caricias es cuando digo esto debe ser amor. Nada que sea insano
puede llegar a completar tanto a una persona, a pesar de las circunstancias,
los pleitos, las heridas y todas las demás personas, piensas: claro… puedo soportarlo porque estás conmigo
y proteger esto que tenemos… a veces mis propias palabras me abruman, tanto
amor loco, tantos involucrados… aun soy joven, pero sé que daría todo por esto,
¿será por mi juventud? ¿será por el primer amor?
Eso me asusta… es el primero, el único, ¿qué tal si no
es el destinado? ¿Qué tal si todo lo que he hecho, a las personas que he
herido, que tal si es en vano?
-Joey…-abro los ojos y veo su rostro, nos hemos
separado del beso. El abandono me abruma y buscó su calor. De nuevo las
mariposas y el golpeteo feliz me envuelven. No.
No es en vano. Aunque al final Seto no esté conmigo, este tiempo y este
amor, aunque se trate de un parpadeo, lo valdría todo. No creo en la vida poder
olvidarme de este sentimiento, de este querer. De sus brazos firmes contra mi
espalda, sus labios suaves y perfectos, todo su cuerpo que me sostiene como si
fuera de cristal. Me siento tan preciado que a veces es inevitable pensar que
no lo merezco, y así como este siempre perfecto amor me llena de un sentimiento
agridulce. Temo por lo que aun no ha sido… pero si hay algo que pedo asegurar,
es que nadie en el mundo amaré de la misma forma que lo amo a él ahora mismo…-
salgamos de aquí…-me dijo tras dejar el segundo beso. Le di un casto beso en
respuesta y me levante de su regazo. El tomó mi mano y antes de levantarse tomó
el teléfono y presionó un botón-ven un momento-dijo y colgó, en seguida un
hombre castaño de piel morena y ojos verdes entró- me iré a casa ahora, manda los
reportes a mi correo y deja los papeles pendientes de firmas en mi escritorio,
los revisaré mañana a primera hora, si hay algo que necesite urgencia mándalo
con Roland a la mansión y lo atenderé en cuanto me sea posible. Es todo. Nos
vemos mañana- dijo levantándose finalmente de la silla. El hombre no perdió de
vista nuestras manos entrelazadas, por un momento entre en pánico, pero recordé
que si Mokuba sabía, no habría porque ocultarse. Lejos de lo que pensé que
pasaría, el joven me sonrió secarronamente, probablemente era alguien de
confianza si Seto no se molestó si quiera en disimular nuestra relación.
-entendido señor- dijo
el joven antes de salir. Me molestó un poco la manera en que me miró, como
si fuera divertido para él. Sin embargo lo olvide por completo una vez entramos
al ascensor y volví a ser asaltado por la boca de mi novio, vale a quien le
importaba ese sujeto de todas formas…
Contrario a lo que pensé nos subimos en un coche y en
menos de quince minutos arribamos a su departamento. Al parecer yo no era el
único que estaba pensando con los pantalones aquí. Me alegro bastante tener esa
conexión con Kaiba, había notado que varias veces cuando yo quería algo de él,
una mirada o un beso, lo obtenía porque Seto también lo deseaba, lo cual lo hacía
más sencillo para mí y mucho menos vergonzoso. Hasta ahora note que nunca había
entrado a la habitación del departamento, no tenía nada en particular, solo una
cama suficiente para que cupieran dos personas, un closet muy pequeño y una
mesa de noche. Entre besos fuimos acercándonos a la cama, pero antes de caer a
ella me quite, no sabía si eran mis hormonas o si era ese endemoniadamente
sensual traje que traía puesto, pero me sentía lo suficientemente activo para
querer cumplir una fantasía, así que empuje a mi pingüino desconcertado hacia
la cama y me subí encima. El sonrió y posó sus manos en mis caderas, solo
acariciando suavemente. Eso solo me decía que me dejaba a cargo. Hacía nada yo
era el chico que se asustó de su primera vez, y ahora… heme aquí…
Con su ayuda me quite la chaqueta del uniforme y la
camiseta interior dentro de los besos que nos dábamos el uno al otro. Me
desabrochó el cinturón y el pantalón hábilmente mientras yo aflojaba su corbata
y desabotonaba los dos primeros botones. Bese esa parte de cuello mientras el
se desasía del resto de mi ropa. Supongo que pensó que yo le quitaría el traje,
pero en mis planes estaba todo lo contrario. Deje desarreglada la parte de
arriba y me dirigí directamente hacia su deseoso miembro, solo quite las partes
necesarias de la prenda para sacarlo y estimularle. Seto se dejó hacer pero a tientas empezó a
atenderme también, por alguna razón la urgencia de tenerlo dentro me había
asaltado desde que lo vi con este traje así que le indiqué guiando su mano que
me preparara de una vez. Me sentí poseído por una estrella porno, ¿donde había
quedado mi inocencia?... ha si ya me acuerdo, en mi cuarto hace ya varias
noches, y la insana mente de adolescente y los días de deporte en la escuela
con el glorioso cuerpo de Kaiba en todo su esplendor no era una buena manera de
mantener mi castidad mental en un nivel de decencia aceptable. Después de una
preparación algo precipitada me importó un bledo y lo invité a entrar en mí. El
dolor me recordó la importancia de prepararme bien, pero ya estaba hecho, quedé
quieto hasta que logré relajarme, gracias a las caricias de Kaiba y a que aun
estaba demasiado excitado con la sensación de la fina tela de la prenda en mi
trasero y piernas. Comencé a moverme y entramos en un frenesí de embestidas y
saltos que no duró mucho porque luego fui puesto en la cama boca arriba y
penetrado salvajemente por mí amante. Como era de esperarse pronto llegue al
más glorioso orgasmo que jamás había experimentado en la vida. La verdad es que
no noté cuando Seto llegó también, solo supe porque salió de mi interior
dejando la sensación del semen dentro.
-veo… que te gustó el traje…- dijo aun con la
respiración agitada. Me ruborice al instante, pues creo que fue demasiado
obvio, pero no me arrepiento de nada. Escuché su ligera risa. Me abrazó
jalándome hacia él quedando frente a frente. Me besó lentamente… saboreando mis
labios sin introducir su lengua, solo así como si no hubiéramos tenido un poco
de sexo salvaje hacia momentos. Me dejé hacer por él, recibiendo sus caricias y
dándole las propias. Me gustaba mucho cuando hacia esto, porque lo sentía tan
intimo y tan mío. Y es aquí cuando la máxima felicidad me atrapaba, estando
maleable entre sus manos, sus besos y rodeado de su olor y nada más que eso…
Gemí perezosamente cuando profundizo un poco más el
contacto. Me apreté más a su cuerpo y esta vez si quería sentirlo piel con
piel, así que jale su chaqueta fuera de su hombro. Lentamente fui ayudando con
la labor de quitar cada prenda, primero la chaqueta, lego la camisa, cayeron en
algún lugar del cuarto, después seto se elevó por sobre mi deteniéndose a
cuatro a verme un momento, y yo al igual admiré su belleza, en serio…era
ridículamente sexy verlo sin camisa. Quito sus prendas faltantes. Mi miembro estaba
tan despierto como hacía 5 minutos. Cuando al fin estuvo desnudo fue que
regreso a mi piel. Si… era mejor así que con la ropa…me gusta tener esa
sensación de no saber donde comienza el y donde termino yo. Su aliento sobre
mis labios, sus manos por todas partes… hacer el amor así de lento era mucho
mejor… cuando se pierde la noción de los minutos y las horas, cuando me
acaricia sin llegar al orgasmo y me prueba,
dejándome entre el placer y la decepción de no llegar, cuando me recorre
por todas partes con su lengua, sus manos… cuando lentamente se hunde en mi
interior y se mueve de una manera queme tortura de extasía, lento y fuerte y a
veces rápido y certero… perdí la cuenta de las veces que me vine y de las veces
que lo hicimos, solo sé que fue hasta saciarnos…
Continuara…