Capitulo 11 Todo lo que sube… tiene que estrellarse contra el piso.
Parte 1
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Qué fácil es romper la felicidad.
Uno se pregunta a veces como unas cuantas palabras pueden lastimar tanto
a alguien, incluso cuando estas palabras no son ciertas, pero dichas por la
persona correcta en el momento correcto pueden destazar sin piedad al oyente.
No fue un “no te amo”, bueno, tal vez no fue uno directo, un “no confió
en ti” o algún “te odio”, a veces esas palabras no tienen el efecto que otras
que a pesar de no tener entre ellas las frases dichas, se puede leer claramente
a cada uno de los anteriores mensajes… y ese fue el mensaje que él recibió al
escuchar las palabras…
-…no… pero apenas eres el
primero con quien he salido…
¿Que estaba pensando cuando se lo soltó?
Ese fue el pensamiento inmediato que llenó su cabeza una vez estuvo
solo, una vez que vio como el hombre que le había hecho tan feliz estos últimos
días le daba la espalda y salía herido por la puerta del salón. Y es que el
mensaje era muy claro hasta para cualquier estúpido… “no planeo quedarme contigo, solo eres el primero de muchos que
vendrán”. Ese era exacto lo que se leyó entre líneas…
Todo comenzó con aquellas fotografías, aquellas que mostraban como ambos
sostenían ese tipo de relación a
espaldas del mundo, incluso a espaldas de la familia del castaño, en este caso,
del hermano menor quien tiene un secreto más oscuro de lo que cualquiera puede
imaginar. El terror invadió los pensamientos y sentimientos del rubio, quien
era el novio, pero también el amigo de aquel hermano en cuestión, si, y también
era el que sabía del secreto. Cualquiera diría que le había traicionado por la
espalda si supiera ese secreto… y por eso el pánico lo invadió.
Más aun fue su desesperación cuando el castaño le anunció que le diría
sobre su relación a su hermano menor, que deseaba hacerlo antes de que se
enterara por otro lado, entonces todo se volvió como si fuera una película y no
pudiera controlar ninguna de sus palabras o acciones, simplemente replicando,
diciendo tonterías, entre ellas le dijo: “pensé
que se lo dirías cuando esto fuera serio”, y entonces, lleno de una
incertidumbre extraña, esa por la cual no se explicaba por qué tanta
preocupación de Joey sobre decirle a su hermanito acerca de ellos, hizo que en
su pecho se avecinara un ardor, uno que traía consigo sentimientos negativos,
entre ellos resentimiento “¿que acaso no
te parezco serio en nuestra relación?” pregunto, y sin esperar respuesta
continuo “¿te parece que he estado
jugando todo este tiempo contigo?” y he ahí el momento en que soltó su
palabras, esas estúpidas palabras: “-…no…
pero apenas eres el primero con quien he salido…” y de pronto vio como en
su expresión el dolor se reflejó en esos ojos azules, un dolor que nunca en su
vida le había visto antes, y soltó una risilla , espontanea, una que burlase de
sí mismo, de su ingenuidad; y volteo la mirada y dijo: “claro…pensé que todo había cambiado desde…” pauso, como no
queriendo que un dulce momento se fuera a convertir en dolor… y se rió de
nuevo, “claro… que tonto fui, si soy el primero
con quien saliste” para este punto en el estomago del rubio se habían
clavado dos estacas frías y pesadas provenientes de su propia mente… mente que
logró captar el pasado en la oración…
Pero no hizo nada… nada más que ver como su castaño novio tomaba de
vuelta sus cosas del escritorio, con una agresividad justificada y salía de
nuevo al salón, para no volverlo a ver ese día…
Sus amigos le preguntaron el porqué, la razón por la que esa pelea se
había llevado a cabo, pero solo uno sabía al razón, y sabiamente le pidió a los
otros que no preguntaran más…
La primera pelea, si, era la primera, pero dolía como ninguna… tonto,
tonto, se decía una y otra vez, era obvio, todo empezó mal y era obvio que
terminaría de igual forma, pero no tenía planeado que en el proceso iba a
encontrar con todo lo maravilloso que podía ser y haberse enamorado… si,
enamorado… Joey Wheeler ese día se atrevió a decirse así mismo la verdad…
Kaiba no le disgustaba… Kaiba no le gustaba solo un poco…. Kaiba no le
gustaba mucho…
Simplemente se dio cuenta… amaba a Kaiba con una locura que no había
conocido nunca, estaba consciente de que era problemática la situación en la
que se encontraba, y aun así, pretendía seguir adelante, y por ningún motivo,
ni siquiera por Mokuba, ni siquiera por el bien de su amistad, el pensó en
dejar a Kaiba…
Y aun con la pelea… no planeaba hacerlo….
Era tiempo de hacer algo más que esconderse… era hora de decir la
verdad…
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Después de la escuela, cada mente se concentro en sus propios problemas,
pues por culpa de que aquel sujeto cuyo asiento tenía las fotos que fueron las
causantes de la pelea de Joey y el hecho de que no apareció ese día en la
escuela, nadie notó como Duke evadió a Tristan en toda la mañana, ni tampoco
como éste ultimo lo buscaba con la mirada. Duke agradeció eso, porque
igualmente nadie se percató como corrió prácticamente a la salida para no tener
que encontrarse con Tristan.
Y aunque se repetía una y otra vez a si mismo “no pasó nada, no pasó nada”, una y otra a un ritmo desesperado
dentro de su cabeza, su cuerpo aun tenía dolor, marcas de aquel encuentro, a su
parecer imborrables; y a cada paso que daba fuera de su alcance, sentía que más
cerca estaba de ser atrapado, y aunque volteara hacia atrás asegurándose de que
el moreno no le seguía y comprobaba que era así, podía ver una sombra que le
pisaba los talones…
¿A dónde podía ir? ¿Con quién podría hablar? No podía ir con sus amigos…
¿qué harían ellos si supieran lo que paso? ¿Dejarían de hablarle a Tristan? ¿Lo
denunciarían? ¿Qué pensarían?
No, no podía ir con ellos, sentía que no entenderían lo que pasó,
Tristan también necesitaba ayuda, no tanta como él tal vez, pero entre que Joey
tenía sus propios problemas y Yugi parecía saber de ellos, Tristan tenía ese
rencor desconocido, y Yami parecía ser solo el espectador de todo, dándose
cuenta de los detalles que por los demás eran ignorados; todos se encontraban
en tensión, decir algo así acabaría con la amistad, la amistad que él acababa
de conocer. Quedaba Tea, pero ¿cómo explicarle? Sentirse cómodo hablando esto
con una mujer era peor que imposible…
No sabía a dónde correr, porque aunque fuera con Tea, seguro Tristan lo
buscaría al no encontrarlo en su casa o en cualquier otra casa de sus amigos,
así que su casa no era opción viable tampoco. Y gracias a un anuncio de la KC se
le ocurrió el sitio perfecto, el lugar donde ni siquiera lo buscaría, y desde
que tenía una “amistad” extraña con Kaiba con sus charlas de las mañanas, no le
pareció mala idea dirigirse donde estaba él, así, probablemente hasta Kaiba
podía desahogarse.
Corrió hasta la empresa y al llegar a la recepción le pidió a la
empleada que le dijera a Kaiba de su presencia, asegurándole, que aunque no
tuviera cita, si Kaiba se enteraba que estuvo ahí y no lo dejo pasar ella vería
su empleo volar antes de que pudiera decir adiós. Y así fue, la mujer le llamó
a su jefe y le anunció al recién llegado, pese a las dudas de Duke, el poderoso
Ceo decidió que estaría bien dejarlo pasar, y con una sonrisa entre cínica y amable
el joven de los sarcillos le dio las gracias a la mujer y subió por el elevador
para su encuentro con el presidente.
Ni bien entrando de lleno Kaiba lo recibió con un no muy amable- ¿Qué
quieres Debblin? Si vienes a abogar por Joey, prefiero que lo haga el mismo-
dijo sentado dándole la espalda al pelinegro, el cual río ante el comentario,
pues aunque dijera eso, lo dejo pasar solo por el hecho de que en el fondo
tenía la esperanza de saber algo del rubio.
- no vine por eso…- cerró las puertas de la oficina y tomó asiento
frente al ceo, quien, como predijo mentalmente Duke, impulsado por la
curiosidad volteo a su silla para darle la cara- vine a ver como estabas…- dijo
como tonta excusa para no estar en otro lugar más que ahí. El castaño levantó
un ceja y lo miró de arriba abajo estudiando el estado de su nuevo amigo.
- aja…- le dijo con incredulidad- y yo cumplí tres ayer…- completo su
disgusto- ¿desde cuándo eres la persona gentil que va y visita a los novios de
sus amigos cuando acaban de tener una riña?- el pelinegro esbozó otra sonrisa,
pues aunque a Joey casi le aseguro con su actitud que lo suyo había acabado, al
castaño se le escapó “el presente” en su estado de relación diciendo que aun
son novios.
- pues si te pones así…- Duke sigue divertido, diciéndolo en son de
broma- no lo vuelvo a hacer…
- preferiría que fuera así…- pareciera estar siguiendo la broma, pero de
pronto su mirada azulina se posó seriamente en el estado en el que venía el de
los zarcillos, o que por un momento desencajó a Duke- no sé mucho de ti
Debblin, hablamos muy poco, y tampoco soy experto en leer a la gente, pero…-
suavizo sus gestos antes de continuar- ¿te sucedió algo? Parece como si
hubieses estado huyendo- y así era, por eso las facciones le temblaron al
escuchar la palabra “huyendo”, pues pensó que se daría cuenta de que corrió,
pero no creyó que eligiera las palaras con tanta exactitud. Y Kaiba lo notó,
como de pronto pareció quebrarse, aquel que siempre aparecía seguro en las
mañanas a sacarle una charla corta, que le hablaba como si el mundo fuera
afortunado de tener que sostener el peso de Duke Debblin, aquel ahora estaba
con una expresión indescriptible en el rostro.
Y hubo silencio.
Pudo ser más sencillo, Duke puedo haber dicho solamente que no le pasaba
nada y seguir con la charla, pero el incesante “nada paso” que se oía en su cabeza no era convincente desde hacia
unas horas atrás, y en su garganta estaban todavía atorados todos esos gritos
que no pudo soltar cuando Tristan le hizo aquello en su habitación… y en vez de
hablar, sollozo… encogiéndose en aquella silla.
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Que había hecho…
Después de todo lo que Duke se había preocupado por el…
Toda la mañana había intentado acercársele, pero éste ni siquiera le
había dirigido una mirada, lo evitó totalmente y a la salida huyo. Desea
pedirle perdón miles de veces, hincarse, rogándole y suplicándole por el perdón
que no merecía, pero que deseaba con toda sinceridad.
Ni el exactamente sabia como sucedió, como llegó a hacer tal cosa… si,
él fue el culpable de llegar furioso y dolido a su casa, encerrarse y tomar
aquellos calmantes… aquellos que no hicieron efecto deseado en el… y luego otra
decisión errónea… el día que Joey lo rechazo de frente compró alcohol, y tomó
hasta que se quedó dormido de la ebriedad, lo cual no fue con todo lo que
compro… sabía que le quedaba algo mas, así que buscó entre sus cosas y encontró
una botella… y la tomo… lo siguiente que supo fue que se sentías más ligero,
más relajado… tanto que pudo conciliar el sueño… y luego una luz lo despertó.. Aun
se sentía ligero… como bajo el efecto de un alucinógeno, lo siguiente que oyó
fue a su madre hablar, se impresionó por poder establecer una buena
comunicación con ella, pero era como automático… vio entrar a Duke… y lo atacó
primero con palabras… quería herir a alguien era todo, sin importar quien
fuera… pero de pronto sus palabras fueron buenas respuestas porque agradeció
las acciones del pelinegro, hasta ahí, Duke seguía en su habitación… luego la
irá creció de nuevo…
En un abrir y cerrar de ojos ante el estaba Joey, y
por más que le decía algo, este no le contestaba, lo gritó cosas horribles,
pero que en ese momento sintió: “no me
digas nada, ¡no me juzgues! ¡No me mires con esa cara! No tienes ni al maldita
idea de lo que siento todos los días cada vez que notó como es que a escondidas
en los receso, en clases o en la calle incluso, rosas su mano, miras sus ojos y
le sonríes como si fuera todo de color rosa ¿quieres tener novio rico y guapo?
¡¿Quieres experimentar?! ¡¿Quieres que te cojan?!” y la irá estalló, se
acercó hacia “Joey” se subió sobre él
a la fuerza, le escuchó decir algo, pero en ese momento no notó que fue,
simplemente lo mandó a callar…
Lo siguiente fue ponerlo con boca abajo y quitarle la
ropa… reclamar lo que era suyo, es lo único que pensaba, hacer lo que siempre
debió haber hecho… hacer suyo al rubio. Y mientras la ropa se iba, y llegaba a
su objetivo le decía…
“¿Así lo hace él Joey?”
“¿Así te gusta? ¿Duro?”
“¿el es mejor que yo? ¿Ahora me lo puedes decir?”
Y miles de cosas más, fue
impresiónate como las mordaces palabras fueron fluidas mientras llegaba a su
objetivo, ni cuando lo penetro por primera vez dejó de hablar pese al placer
que le produjo… simplemente estaba concentrado, y de pronto se relajo,
sintiendo como el cuerpo bajo de él se contraía y escuchó un quejido bajo… uno
que se notaba tan doloroso que le sorprendió… bajo la mirada y entonces lo vio…
Una nuca blanca y delgada, el cabello negro y largo y unos hombros que
temblaban espasmódicamente… y se detuvo en seco… era Duke. Segundos después
sintió un golpe en la cara y fue todo…
Al despertar se dio cuenta de que estaba en el suelo, tirado… volteo a
los lados, vi su pantalón desabrochado, el semen sobre la alfombra y las
huellas de todo…
Se dio cuenta de la realidad.
Había violado a Duke.
Y lo que dijo “joey” en aquel
momento fue “¡no! Tristan, Tristan… soy
yo… soy Duke…”
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¿Qué estaba ocurriendo?
No podía presionar tanto a su corazón, desde hacia unas semanas que su
hermano tenia esas sonrisas felices, ese excelente humor y aquella mirada, si,
esa mirada de… no podía creerlo, pero si, era de ilusión… ese brillo extraño lo reconocía en si mismo cada vez que
el mayor le otorgaba alguna caricia o un abrazo, se esos que le daban esperanzas…
Sus sospechas tenían que ser ciertas, su hermano tenía a alguien, y no era cualquiera, esta
persona ni siquiera había sido atrapada por la prensa, es decir, muchas otras
veces las parejas sexuales de su hermano eran interceptadas por el jefe del
departamento de publicidad antes de que fueran expuestas a la luz y con un
simple soborno caían olvidadas en el cesto de la basura. Pero ahora, era como
si desapareciera y apareciera, no había nada, no había lugares nuevos,
restaurantes caros, cuentas de hoteles, nada… solo esa actitud, esa sonrisa que
ponía cada vez que miraba su celular y por supuesto esa mirada…
Se prometió a si mismo que iba a dejar a su hermano ser feliz, que no
iba husmear en su vida personal hasta que el mismo le dijera de frente quien
era esa persona, pero aun así no podía evitar sentir esa rabia interna y esos
celos, tampoco podía evitar la curiosidad de saber a lo que se enfrentaba… ¿y qué tal que fuera una aprovechada?
Por más que su hermano sintiera murciélagos gigantes en el estómago y se desviviera
por esa mujerzuela, Mokuba Kaiba no dudaría ni un solo segundo es sacarla a
patadas, o en casos más críticos, a balazos de la vida de su preciado hermano
mayor. Ganas no le faltaban, solo tenía que haber un motivo, porque con su
hermano, su todo nadie, pero nadie se metía.
Y ya había tenido esa charla con boy,
su preciado amigo del internet, el chico caprichoso que lo hacía sentirse
bien y no un monstruo por culpa de su malsana atracción por su propia sangre.
-ya hasta me estoy cansando de verlo sonreír~~- le había confesado
ofuscado el menor de los Kaiba al interlocutor de la otra ventana. Pues ese día
en especial, su hermano había llegado solo un poco más tarde de lo normal,
perola sonrisa de idiota enamorado la llevaba hasta pintada en la espalda, lo
que al menor le hizo sacar de quicio, pues la “mujer” en cuestión ni siquiera
tenía indicios de cómo o quien fuera y sentir celos de un fantasma era tan o
más ridículo que sentir celos de una piedra.
- siempre está la opción de que le patees el trasero…- le respondió el
chico, porque como siempre, le caía en el hígado escuchar sobre el mayor de los
hermanos.
- ¿Cómo puede un chica idiotizar tanto a un hombre? ¿Dime?- escribiría
furiosamente el pelinegro.
- de la misma manera que un idiota como tu hermano puede idiotizar a un
idiota como tu- dijo con un golpe directo, Mokuba solo atino a gruñir y a
sonrojarse, era cierto, el era una víctima del amor también, así que no podía
culpar a su hermano, y así es como boy
siempre lograba calmarlo, poniéndolo a sí mismo en su contra.
-eso fue un golpe muy bajo…- respondió Mokuba poniendo una carita de
enojado junto a la frase.
-y solo te respondí con la verdad- y en conjunto con el emoticón de una
especie de conejito hacinándose el digno, lo que hizo sonreír al ojiazul.
-sí, ya… tienes razón- escribió- pero no tenias que ser tan sincero…- y
de nuevo la cara de enojado- pero es que me enoja que ni siquiera sé quién es,
no tengo ni una señal, mi hermano va a los mismo lugares, no ha cambiado nada
lo que frecuenta- terminó de escribir con frustración.
- pues tal vez es alguien de su escuela ¿no crees?- dijo sabiamente, en
lo que Mokuba solo atino a golpearse la frente con la mano ¿Cómo no lo pensó
antes?.
-¿Cómo no se me ocurrió?- respondió- pero es que solo salía con personas
de sociedad, claro, hasta esa chica que era mesera… debí haberme imaginado que
ahora estaba intentando con gente más sencilla, pero no se me ocurrió…- Mokuba
entonces se le ocurrió que debía encontrar una forma de enterarse de lo que
pasaba en su escuela, y el modo era sencillo… solo tendría que tener a un
hombre ahí… y que mejor que sus amigos para ese trabajo…
- valla~~ los gustos de tu hermano están decayendo~~~- dijo tratando de
insultarlo, en otras circunstancias Mokuba lo habría defendido a capa y espada,
pero como se trataba de él, sabía que solo lo hacía para molestar, pues es como
si cada vez que tuviera la oportunidad, quería demostrarle que odiaba de
sobremanera a su hermano.
-no sé porque lo odias tanto, pero en fin…- el teléfono de su oficina
sonó interrumpiendo la plática y como estaba en horas de “trabajo” deicidio que
era mejor no seguir hasta ahí- te dejo, tengo que trabajar, no como otros…-
dijo, ganándose una risa del otro para así ambos despedirse con un “hasta
luego”. Luego contestó el teléfono, era la secretaria de Kaiba que le anunciaba
que su hermano había llegad a la empresa. Agradeció la información y bajó como
todos los días a saludarlo con un gran abrazo. Así que corrió al ascensor
aplastó el botón de la recepción y esperó los minutos necesarios, hasta que se
abrieron las puertas y le dejaron ver el gallardo cuerpo de su hermano luciendo
una larga gabardina blanca como siempre en conjunto con pantalones y camisa
negra, zapatos militares y uno que otro accesorio que le daba como siempre ese
toque rebelde en el mayor. Se abalanzó hacia el gritando su saludo normal y
dándole un abrazo.
-¡hermano!- pero el mayor al verlo sonrió de manera pesada al
corresponder el abrazo. Mokuba lo notó al instante, lucia de alguna manera molesto,
y al parecer, en los minutos que había estado en el elevador, sus empleados ya
habían sido víctimas de ese mal humor, ya que lucían algo asustados. Claro, él
como hermano menor también notó que en sus ojos había tristeza, decepción, y
esa era la razón de enojo, Seto era de los que se enfurecían cuando estaban
tristes por la impotencia de no poder resolver aquello que le aqueja- ¿pasa
algo?- preguntó, sabiendo que la respuesta no la obtendría pues seguro tenía
que ver con ella.
- nada… estoy bien- dijo sin convencer a su enérgico hermano menor.
Mokuba se convenció, tenía que saber si o si, quien era esta persona que le
hacía sentir todas esa emociones a su Seto, y principalmente, hacerla pagar por
haberle hecho sentir esta tristeza a su querido hermano mayor.- ¿Cómo te fue
hoy en la escuela?- le preguntó el mayor, comenzando así una plática que
usualmente solían tener mientras se dirigían a la oficina del Ceo.
Justo una hora después de la llegada de su hermano el pelinegro estaba
pensando en contactar a su amigo rubio para preguntarle sobre lo que pasaba en
su escuela, y si sabía algo de la misteriosa chica de su hermano, cuando
escuchó unos pasos por el pasillo que iba directo a la oficina de su hermano.
Claramente el castaño había solicitado no ver a nadie, pues hacer negocios
cuando estaba de mal humor era casi un suicidio económico para él, entonces se
le hizo extraño la presencia de esa persona y se preguntó ¿podría ser ella? Así que se asomó por fuera de la puerta de su
“oficina” que estaba justo al lado de la de su hermano y vio algo que lo dejó
más fuera de lugar que cualquier otra cosa que hubiera visto ese día.
Duke Debblin caminaba por el pasillo hacia la entrada de la oficina del
presidente, parecía algo agitado y sudoroso, además cargaba con una sonrisa
satisfactoria u hasta un poco arrogante, luego abrió la puerta encontrándose con el fantástico humor del ceo
de la corporación.
-¿Qué quieres Debblin? Si vienes a
abogar por Joey, prefiero que lo haga el mismo- escuchó que le dijo su hermano…
¿Joey? ¿Acaso estaban peleados?... pero lo que resultó más extraño, de cuando
acá y Duke y su hermano eran de conversar, o, si estaba enojado con Joey, ¿de
cuando acá y Duke abogaba por ello?
- no vine por eso…- escuchó
decir al pelinegro, el cual cerró la puerta tras de sí impidiéndole escuchar lo
demás…
Esto le daba mala espina… esos simples sucesos estaban demasiado
extraños, ¿de qué vendría hablar Duke con su hermano? ¿Tendría algo que ver con
ella? ¿De alguna manera Joey parecía
estar involucrado, pero como?
Miles de preguntas más invadieron su mente, pero se decidió a regresar a
su oficina y seguir “trabajando” probando los videojuegos nuevos de la
compañía, en espera de que algo sucediera. Y así fue, después de un rato,
escuchó como las puertas se abrían nuevamente, se asomó por la rendija de una
persiana y vio que tanto Duke como su hermano salían del lugar, no alcanzó a
distinguir muy bien, pero el pelinegro tenía la cabeza gacha y se subió al
elevador justo después de que el castaño le dijera algo y se encaminara hacia
la oficina en la que Mokuba estaba, por lo que tuvo que dejar de espiar para
regresar a lo que supuestamente estaba haciendo.
Escuchó el sonido de las manos de Kaiba tocando la puerta y luego como
éste la abrió.
- Mokuba, tengo que salir… Roland estará aquí para llevarte a casa mas
tarde. Nos veremos en la cena- dijo lo mas cariñosamente que su personalidad se
lo permitía, Mokuba asintió con la cabeza a sus instrucciones y vio como se
alejaba hacia el ascensor, probablemente a reencontrarse con Duke.
Esto no podía permitir esperar ni un día mas, ni siquiera un segundo, no
quería quedarse con tantas dudas, sentía que algo muy grande estaba pasando a
sus espaldas, y si ese algo tenía que
ver son Seto, no iba consentir estar en la incertidumbre por una pisca más de
tiempo… debía saberlo y debía ser ya, y la única forma de conseguirlo era
siguiendo a su hermano…
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