Capitulo 12 Todo lo que sube… tiene que estrellarse contra el piso.
Parte 2
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Joey se había ido con su mejor amigo Yugi a la salida, pues en todo el
día en la escuela y con la ausencia de Kaiba no había dejado de pensar ni un
segundo en lo que tenía que hacer de ahora en adelante, y quería tener algo de
apoyo, porque sabía que hablar con Yugi, le daría valor…
Habían caminado los tres en silencio todo el trayecto, pues Yami también
iba y el comprendía que había algo más relacionado con el raro noviazgo de
Kaiba y Joey, y que yugi parecía conocer. El ex faraón prefería no preguntar,
porque sabía que a veces el intervenir empeoraba las cosas, y si su mismo novio
ocultaba aquel secreto, era porque realmente era importante que no lo supiera.
Porque desde que se había convertido en pareja del de ojos violeta aprendió que
confiar en él era todo, y siempre lo hacía, ciegamente.
Así que no hablo, ni ellos tampoco.
Al llegar a la casa el faraón anunció que iba a ayudarle al abuelo con
la tienda, ambos asintieron, dando gracias, porque sabían que simplemente era
una excusa para dejar que charlaran cómodos en la habitación.
Fue Yugi quien al entrar rompió el silencio que se había formado desde
esa mañana entre todos- ¿ya pensante bien que vas a hacer?- lo dicho hizo que
el rubio soltara un suspiro, por supuesto que sabía lo que tenía que hacer,
pero era más fácil decirlo que hacerlo…
-si…- por fin fue la respuesta del rubio. Su amigo le dio un breve
silencio para indicarle que continuara- hablaré con Mokuba y le diré lo que
paso…- pero al tricolor aún le quedaban dudas.
-¿eso quiere decir que quieres continuar con Kaiba?- preguntó, después
de todo estaban peleados aun. El rubio asintió a la respuesta del otro.
- sé que es egoísta, pero no quiero dejarlo ir- agachó su cabeza, pues a
pesar de la decisión, aun se sentía el pesar de la culpa en su pecho.
-tú dijiste que el solo era tu primer novio…- dijo Yugi tratando de
recordarle por un momento que debería pensar más en su amistad con el menor de
los Kaibas, pero al ver como su amigo puso esa mirada triste y agachó la cabeza
decidió no continuar y mejor dejarle espacio para que hablara.
- ya sé que lo dije…- todavía le pesaba recordarlo- también sé que soy
joven y que es el primero… que lo quiero a él tal vez porque no sé cómo es
estar con alguien mas pero…- en ese momento miro directo a los ojos violeta de
ser interlocutor, con una angustia que nunca se había posado antes en los ojos
mieles de aquel joven- … ¿y si no quiero conocer a alguien más Yugi?... ¿Por
qué querría?... ¿Por qué cambiaría a Kaiba por alguien que me ame más? Por qué
aunque esa persona me amara más que yo mismo no sería feliz por el simple hecho
de que no es Kaiba…- y fue así como llegó a la conclusión de estar enamorado de
castaño… cuando vio su espalda marcharse le dolió el corazón… se arrepintió de
no haberlo seguido, pero cuando mas dolió fue cuando en el receso sintió como
alguien le acarició la mano y volteo esperanzado de que fuera el dueño de
aquellos profundos ojos azules, pero al notar cómo se trataba de su amigo Yugi
quien le otorgaba la muestra de afecto un vacio se formó en su corazón…
No había sido quien pensó… esa calidez no fue otorgada por Kaiba… y le
dolió, como si de pronto vertieran nitrógeno liquido en su corazón…
Debía ser amor… porque de otra forma no dolería tanto… había escuchado
tantas veces acerca de un corazón roto, que “dolía como mil agujas”, que
“sentía el corazón hecho trizas”, que “sentía que moría”… y el ilusamente pensó
que May “le rompió el corazón”… la realidad es que no… no fue hasta ese día que
se sintió identificado con esas frases, y es que por algo se le adjudicaban los
sentimientos al corazón, y es que por cada latido era como un infarto que
dañaba su organismo, y si recordaba el momento justo en el que arruino todo, el
palpitar se volvía cien veces más doloroso…
Tenía que ser amor… porque solo quería regresar a sus brazos, tocar sus
labios, verle su sonrisa y no dejar que nuca mas volvieran a reflejar ese
rencor aquellos ojos azules… sin importar que… y sin importar quien…
Y si no era Kaiba el no quería ser tocado, acariciado ni besado…
Yugi le sonrió, él podía entender esos sentimientos, pues también estaba
enamorado, igual que su amigo, el llegó a esa misma conclusión… había muchos
peros para la relación que tenía con el faraón, pero ¿y si él no quería a nadie
más que Yami? Y si este deseaba lo mismo ¿Por qué no?
-está bien…- le dijo el más bajo a su amigo quien parecía está esperando
su aprobación- te entiendo Joey, creo que debes hacer lo que creas mejor- el
rubio se permitió una sonrisa.
-primero que nada debo arreglar las cosas con Kaiba, pero el tendrá que
confiar en mí, porque no pienso revelarle el secreto de Mokuba, yo no tengo el
derecho y no lo hare… si él no puede entenderme…- bajo la cabeza y sintió como
la mano de Yugi se fue hacia su hombro…
- si no te entiende… pues entonces es un idiota- ambos rieron.
Después de eso Joey cogió su celular y sin atreverse a llamar al
ojiazul, le mando un mensaje diciéndole “hablemos por favor”…
+++
Después de escuchar como el pelinegro lloraba en su oficina, decidió que
ese no era el lugar correcto para hablar, debía llevarse a Debblin a otro lugar
a charlar y por supuesto a que se calmara. Así que después de aquel silencio le
ofreció un pañuelo y se decidió a hablar.
- mira Debblin, yo no soy quien para hablar contigo… a penas y nos
hablamos, si, podría decir que nos volvimos algo así como “amigos” pero aun
así… no creo serte de ayuda- Duke por primera vez lo miraba desde que empezó a
hablar- si quieres puedo llevarte a casa de uno de tus amigos para…- pero antes
de que terminara la alarmada voz del pelinegro lo interrumpió.
- ¡no!- dijo limpiándose las lagrimas y tratando de ponerse presentable-
yo estoy bien… estaré bien, porque nada paso- y el ojiazul notó como se decía
más eso a si mismo mientras nerviosamente se arreglaba el rostro-… solo me iré
a casa, no te preocupes…- pero le moreno entonces empezó a fijarse un poco más
en los detalles de la situación…
La ropa del pelinegro estaba desarreglada y sudorosa, obviamente por el
hecho de haber corrido, o como él lo dijo antes “huido”, realmente esas
palabras las había usado solo porque si, no pretendió descubrir nada, sin
embargo parecía estar en lo cierto. La otra cosa era, ¿Por qué se le había
ocurrido que “huir” y “refugiarse” en su oficina era la mejor opción y no en la
casa de uno de sus amigos?
La respuesta era obvia… no había corrido a su propia casa por miedo a
estar solo, no había corrido a casa de sus amigos porque no quería estar con
ellos, y había ido con Kaiba, porque no quería ver a sus amigos, así que la
realidad era tal vez, que de quien huía era de ellos.
Suspiró y luego rió, fue por esto último que Duke puso cara de no
entender nada.
-vienes a mi edificio, entras a mi oficina como si nada y luego lloras,
dices que no paso nada y ¿pretendes que te deje ir así como así y sin
preocuparme?- Kaiba se levanto de su silla mientras el otro lo seguía con la
mirada- no sé qué persona crees que soy o lo que tus patéticos amigos o incluso
mi querido novio te hayan metido a la cabeza, pero te aseguro que no soy tan
malo…- para este entonces el sonreía de lado, Duke lo había notado, era el solo
hecho de mencionar a Joey el que siempre cambiaba el ánimo del empresario, así
que como pudo le devolvió la sonrisa y se pregunto ¿Por qué no confiar en él?
Además ya había venido hasta aquí por sí mismo.
Así que solo asintió. No estaba seguro de poder contarle, pero quería
gritar más que nada, incluso para él era difícil admitirlo… las palabras…. ¿Qué
palabras iba utilizar para contárselo? Ni siquiera estas aparecían en su
cabeza… sin embargo, asintió.
-vamos a otro lugar…- dijo el ojiazul justo antes de llamar a su
secretaria avisando que se iba y le llamara si algo sucedía, después de eso
ambos se dirigieron hacia el ascensor, Kaiba le dijo que se adelantara mientras
le avisaba a su hermano de su ausencia y que se verían en el living. Duke
mientras estaba dentro del elevador, solo en aquellas puertas, se permitió
cerrar los ojos y calmarse, secarse bien las mejillas y levantar la cabeza,
simulando para todos aquellos que lo vieron entrar, que nada había pasado.
Espero alrededor de cinco minutos para ver bajar al castaño por el mismo
lugar donde él estuvo antes, pidió unas llaves en recepción y se dirigieron al
estacionamiento. Al pelinegro le sorprendió mucho ver aquella motocicleta azul…
Tristan usa motocicleta también… le
dijo su mente, pero se sacudió el pensamiento con un cabeceo. Sin replicar
nada, simplemente se subió al vehículo detrás de Kaiba y sosteniéndose de él,
entes de arrancar, el ojiazul le dio un casco y mencionó- solo la uso cuando
voy con Joey- justificando así el par de cascos. Duke tan solo asintió de nuevo
y se lo colocó. La buena noticia para el chico de los dados fue que en el vehículo
en el que iban era imposible entablar una conversación y tuvo otro momento de
paz como en el elevador mientras se sujetaba de la cintura del mas alto.
Extrañamente se sentía seguro… ¿así se sentiría Joey estando abrazado de
este hombre?
Seguro e importante.
Definitivamente el Ceo no era lo que todos creían, y cada vez que
entablaba una conversación con él se daba cuenta de ello. Sonrió para sí mismo.
Estaba entrando en terreno peligroso y se dio cuenta. Duke debblin no era un
adolescente tonto y no podía permitir que la amabilidad de Kaiba lo engañara.
Desde el principio sabía que lo que tenían en común era Joey Wheeler y el
aceptó tener esa amistad loca con él cuando se acercó a hablarle. Su debilidad
le estaba jugando sucio, sentirse tan desnudo y vulnerable por el incidente le estaba revolviendo la
cabeza.
Antes de que otras ideas empezaran a atacarlo, sintió como Kaiba
estacionó la moto, en la parte baja de un edificio alto, la dejó ahí y luego
subieron por el ascensor. Luego de salir se dirigieron a un pasillo que tenia
varias puertas, llegaron a una en especial donde el moreno metió la llave y
entraron. Era un departamento cómodo, con una sala y una cocina.
- este es el lugar donde Joey y yo solemos ver películas, antes también
venía con Mokuba…- confesó tranquilo el ojiazul-… ahora si, puedes gritar y
llorar lo que quieras- Duke se quedó paralizado, realmente solo le dio risa oír
aquella declaración así que inevitablemente soltó las carcajadas.
Definitivamente el castaño era malo en consolar gente, el sentía que lo iba a
inundar de preguntas acerca de lo que le “pasaba” pero no fue así…- de que te ríes…
es en serio- dijo el ojiazul con un tic en el ojo.
- lo siento, es que no lo vi venir…- dijo aun entre risas. Para ese
entonces ambos aun se encontraban en el centro de la sala, solo que ninguno se
había sentado. El pelinegro avanzó hacia el sofá y tomó una de las almohadas,
la abrazó con fuerza y gritó en ella con todas sus fuerzas; Kaiba solo observó
la acción desde su sitio sin hacer ningún movimiento.- ya me siento mejor…-
declaró el ojiverde al finalizar el grito.
-eres muy extraño- dijo el ceo mientras se dirigía a la cocina de donde
sacó unas latas de cerveza- toma… a veces relaja- el otro asintió y ambos se
sentaron en el sillón. Duke tomó su bebida, ambos la abrieron y compartieron
mas minutos sin hablar mientras bebían; y cuando el pelinegro quiso romper el
silencio, Kaiba el tomó la delantera- no estoy seguro de que decirte ahora…- dio
un suspiro- antes y ahora… nunca he acostumbrado decir mis problemas a alguien,
o incluso repetírmelos a mí mismo. Si hay algo, simplemente buscaba la solución
y hacia lo posible. Eso es todo. Todo tiene solución- el ojiverde bajo la
cabeza, porque su problema no era
como las matemáticas, o como las cuentas de una corporación, y no se podía
decir que tenia una solución y ya.
-mi problema no tiene solución…- dijo en voz alta. El castaño pasó por
su garganta el último trago que había tomado de su lata.
- pues entonces olvídalo…- Duke soltó una sonrisa irónica, “olvidarlo”,
como si pudiera-… si no tiene solución ahora entonces es parte del pasado, y si
hay algo que no se puede hacer es simplemente cambiar el pasado, lo que te dejó
ese “problema” es por lo que tienes que preocuparte- continuo Kaiba, pero el
otro no entendía muchas cosas aún… ¿cómo podía simplemente olvidarlo?
¿Por qué a mi?
¿Por qué no hice nada?
¿Por qué aún me preocupo por
cosas tan tontas?
No me lo merecía
Ese odio no era para mí
¿Por qué paso?
- es mas fácil decirlo que hacerlo…- respondió inmerso entre sus propias
dudas.
- yo no te dije que fuera fácil, ni tampoco que era cosa de ya… tienes
que darte cuenta por ti mismo de ello- Duke le medio sonrió.
- creo que si te digo lo que paso…serias capaz de ir a matarlo…- al
pelinegro se le vino a la mente el día en que ellos pelearon, realmente los dos
solo tenían ganas de hacerse daño. Solo debía haber una razón y seguro Tristan
y el castaño frente a él no dudarían en agarrarse a golpes otra vez. Solo
necesitaban un pretexto.
- ¿quién?- preguntó el ojiazul,
pero su cerebro maquinaba demasiado rápido para el gusto de su acompañante,
pues relacionó rápidamente a Tristan con alguien a quien seguro quería matar-¿…
tu amigo el “mono”?- inquirió inmediatamente; sin darse cuenta, Duke se puso
nervioso al ver como el otro descubría poco a poco detalles de su incidente y demasiado a prisa para el
gusto de cualquiera. El ceo no necesito más respuesta que eso, ahora tenia todo
más sentido; el único lugar en el cual Tristan JAMAS buscaría al chico de los
dados, o a cualquiera que no fuera Joey, sería con él, en su oficina, y esa fue
la razón por la que ahora estaba metido en esa situación.
Otro silencio. Innecesario, pero incómodo, pues ambos sabían que era inútil
ocultarlo.
-si… tiene que ver con Tristan- el ojiverde lo materializó en palabras.
Internamente se debatía entre continuar o no, ¿Qué sucedería si le contara a
Kaiba? ¿Una riña otra vez? ¿Un escándalo mayor? no, eso no… y interrumpiendo su
disputas internas el otro habló.
-no es necesario que me cuentes que pasó… es obvio que es entre ustedes
y que yo solo necesito una excusa para molerlo a golpes otra vez- las miradas
de ambos se cruzaron por primera vez desde que estaban ahí- solo dime si necesitas
que lo agarre mientras tú lo golpeas- y ahí estaba de nuevo, el dulce y
gracioso Kaiba, aunque pensándolo bien, tal vez lo decía literalmente. Igual el
pelinegro sonrió.
Esa era una amistad entre hombres. Kaiba lo miraba así, pero él y sus
estupideces le hicieron pensar que sería una charla mas profunda. En parte esa
sonrisa de sus labios era un poco una pequeña burla para sus tontas ideas, era
tiempo de aceptar por primera vez esa clase de amistad, después de todo, y pese
a sus preferencias, ambos eran hombres y tener una amistad así, donde te
sientas y tomas una cerveza no estaba nada mal. Y le hizo bien, porque se dio
cuenta de una cosa más, no era una asustadiza chiquilla que fue atacada por
alguien con quien no podía… era lo suficientemente fuerte para ser él mismo
quien le pateara el trasero a Tristan; esa era la realidad.
Tener miedo, le pareció un poco patético de su parte de pronto. Suspiro.
La próxima vez que viera a Tristan, sería diferente… tomó lo último de su bote
de una sola vez y en eso el sonido del celular de Kaiba lo sacó de sus pensamientos.
-es Joey…- el pelinegro lo supo, veía en los ojos azules como quería
salir corriendo a encontrarlo, pero también como se negaba así mismo a hacerlo.
- pues ve con él… supongo que quiere arreglar las cosas contigo- dijo
Duke, Kaiba por un momento se sintió un poco avergonzado, pues cuando se
trataba de Joey estaba consciente de que su cara cambiaba completamente y el
ojiverde aprovechaba para burlarse de ello cada que podía. Asintió sin agregar
nada más- ¿te importa si me quedo una rato más?
- no, quédate cuanto quieras- dijo antes de salir por la puerta a toda
prisa mientras le contestaba el mensaje recibido a Joey.
***
Se encontraba muy confundido, mucho más con la acción siguiente de su
hermano, pues, al salir de la empresa se fue con Duke en la motocicleta hacia
el departamento donde solían ver películas juntos. Hasta ese momento pensó que
tal vez la persona con la que salía era con el chico de los dados, pero después
de unos minutos su hermano salió solo a toda prisa. Y hubiera seguido con su
pensamiento si no fuera porque el castaño tenía esa expresión mientras veía su
teléfono justo antes de montar su moto. La que le decía que estaba mensajeando
con ella.
No podía ser Duke si lo acababa de dejar justo hacía un minuto. Lo más
probable es que su hermano hubiera dejado ahí al pelinegro por ir con esa persona. Sin sacar mas conjeturas,
se decidió a continuar con la misión de seguirlo.
La siguiente parada del castaño fue aún más misteriosa; se detuvo en una
heladería y al parecer pidió una nieve de chocolate, se sentó y espero.
Melancolía era la palabra que describía mas la manera en la que se comió ese postre
y Mokuba Kaiba quien mas conocía a su hermano mayor no podía estar más
sorprendido y embrollado por esto.
Justo cuando pensaba que las cosas no podían ponerse más extrañas, fue
cuando vio una cabellera rubia llegar y sentarse junto al Ceo, y lo mas extraño
fue que a quien pertenecía aquel cabello era nada más y nada menos que Joey…
¡¿Qué demonios estaba pasando?!
Recordó las palabras dichas antes a Debblin en la oficina…
-Qué quieres Debblin? Si vienes
a abogar por Joey, prefiero que lo haga el mismo…
Pues, pudo notar como entre ellos había una seriedad poco común en sus discusiones normales. Por
un momento el menor de los ojiazules temió lo peor… pero no, no podía ser que
su amigo lo traicionara y le dijera a su hermano su secreto. Debía ser otra cosa por la que ambos estuvieran peleados…
¿pero que era?
Debido a la lejanía en la que se encontraba y por no bajarse de la
limosina para no ser visto, Mokuba no podía escuchar nada, pero lo que no
sabía, es que tampoco tenía una visión clara de ellos, puesto que no notó las
manos de ambos que estaban puestas en la mesa…
Estuvieron alrededor de una hora ahí, hasta que algo descolocó otro poco
al menor; su hermano sonreía de una manera tierna, lo que para el quiso decir
que ya no había problemas con su amigo, pero ¿Por qué esa sonrisa? Tenía el
presentimiento de que incluso Joey sabía de la persona especial de Seto, pero
al parecer no quiso decírselo, y esa sonrisa solo significaba que esa persona
estaba implicada en todo, en lo de Duke antes, en la reunión con Joey ahora, la
sonrisa, la pelea que tuvo con Tristan hacía ya unas semanas… estaba seguro,
pero no sabía como relacionarlo…
Entonces de nuevo su hermano decidió marcharse, pero con el se llevó al
rubio, por un momento pensó que se reunirían con el ojiverde en el
departamento, pero contrario a lo que pensaba se dirigieron a la casa de Joey.
Cuando estuvieron cerca, en vez de llegar a la puerta, su hermano se detuvo en
un árbol que se encontraba a tres casas y al frente de la de su amigo, donde se
bajaron y quitaron los cascos. El rubio se recargó tranquilamente en el tronco
mientras su hermano apagaba el vehículo. Lo demás fue en cámara lenta…
El castaño se acercó, tomó la mano del rubio con la cual lo jaló
gentilmente hacia si mismo, rodeo su cintura con los brazos y comenzó a besarle
mientras el otro le correspondía y a su vez se aferraba a su cuello.
Era un beso.
Su amado hermano estaba besando a su mejor amigo, así como su mejor
amigo besaba profundamente a su amado hermano…
Continuara…
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